En este post, compartimos parte de la historia de Kristin Vikjord, autora de La chispa interior. Cuando ella tenía veintipocos años su abuela le dijo: «Tienes chispa, Kristin. Como una copa de burbujeante champán». Diez años después, Kristin fue madre. La maternidad no solo le trajo consigo los cambios evidentes y esperados: cambios físicos, en la forma de pasar el tiempo… Sino que todo ello, supuso un punto de inflexión en su vida, a unos niveles inimaginables para ella. Asumir el papel de madre y progenitora significó tener las emociones a flor de piel la mayor parte del tiempo, y sentir que siempre estaba en alerta. Tras la llegada de su segundo hijo, el desgaste diario de la maternidad, empezaba a pasarle factura. Kristin advirtió que se sentía una persona esencialmente distinta. Observó que su chispa interior se había extinguido.
Quizás sepas a qué nos referimos con esta sensación. Y no tiene por qué estar motivada necesariamente por el hecho de ser madre; tu circunstancia puede ser radicalmente diferente. Tal vez tiempo atrás eras más feliz y te sentías más viva, más radiante y llena de energía. Y en estos momentos, ese sentimiento
no es más que un recuerdo lejano.
La chispa interior trata de cómo ser capaces de superar nuestra lucha emocional, mientras atravesamos cualquier etapa difícil de transición.