Acostumbramos a dar por hecho que los adultos son más maduros que sus hijos pero, ¿sabías que algunos niños particularmente sensibles al cabo de solo unos años, son a nivel emocional más maduros que sus padres? ¿Y qué pasa cuando estos padres inmaduros carecen de la capacidad de respuesta necesaria para atender las necesidades emocionales de su hijo? El resultado es la negligencia emocional, un fenómeno igual de real que cualquier privación física.
Tal y como nos cuenta Lindsay C. Gibson en su obra, la negligencia emocional vivida en la niñez conduce a una dolorosa soledad emocional que a largo plazo puede condicionar negativamente las decisiones que tomemos en materia de relaciones, y concretamente en nuestra elección de parejas. La buena noticia es que Hijos adultos de padres emocionalmente inmaduros te mostrará la manera de curarte del dolor y la confusión derivados de tener un padre o una madre que rechace la intimidad emocional.
Soledad emocional vs intimidad emocional
Comencemos diferenciando ambos conceptos. La soledad emocional es el resultado de no tener suficiente intimidad emocional con otras personas. Puede empezar en la infancia, al sentir que nuestro padre o nuestra madre egocéntricos nos ignoran a nivel emocional, o puede surgir en la edad adulta, cuando perdemos una conexión emocional.
En cambio la intimidad emocional significa saber que hay alguien a quien puedes contarle cualquier cosa, alguien a quien acudir con todos tus sentimientos, sin que importe de qué se trate. Sientes una confianza total cuando te abres a esa persona, ya sea con palabras, con miradas o sencillamente sentándoos juntos en silencio en un estado de conexión.
Por qué el pasado se repite
Si la falta de conexión emocional con unos padres inmaduros es tan dolorosa, ¿por qué hay tanta gente que de adulta acaba en relaciones igual de frustrantes? A través de este libro, aprenderás que las partes más primitivas del cerebro nos dicen que la seguridad reside en lo que nos es familiar (Bowlby, 1979). Nos inclinamos a caer en situaciones en las que ya tenemos experiencia, porque ya sabemos cómo lidiar con ellas.
La soledad emocional no entiende de sexos
En el caso de los chicos, es incluso más difícil hacer frente a la situación debido a que nuestra cultura considera que los hombres tienen menos necesidades emocionales. Basta echar un vistazo a los índices de suicidio y de violencia para comprender que no es verdad; son los hombres quienes más probabilidades tienen de volverse violentos o de consumar el suicidio cuando se sienten emocionalmente angustiados. Los hombres que carecen de intimidad emocional, que no se sienten reconocidos o aceptados o que no reciben una atención afectuosa pueden sentirse igual de vacíos que las mujeres, aunque quizá se resistan a demostrarlo. La conexión emocional es una necesidad básica humana, por encima de las divisiones entre ambos sexos.
A través de la lectura de este libro aprenderás:
- Sobre las destructivas consecuencias de tener unos padres emocionalmente inmaduros o inasequibles.
- Que existen también maneras de curarte del dolor y la confusión que te causó la niñez.
- A recuperar tu verdadera naturaleza, controlar las reacciones que tienes con ellos y evitar la decepción.
- A crear relaciones nuevas, positivas, para que puedas disfrutar de una vida mejor.