No importa lo que hagan los demás, nosotros podemos elegir amar.
Además de los beneficios que comporta para el que lo recibe, el amor también es calmante para el que lo da. Aporta equilibrio y ayuda a fortalecernos. La práctica que aquí se propone es muy sencilla y útil para poner los pies en el suelo y fijarnos en lo realmente importante.
¿QUÉ PUEDES HACER CUANDO NO HAY NADA QUE HACER?
EJERCICIO: AMA A ALGUIEN
A veces sucede algo inesperado. Tal vez tu gato viejo que era muy dulce se vuelve más arisco, o aparece un problema de dinero, o tu hijo se va de casa para estudiar o trabajar fuera…
Puede suceder en una escala aún mayor: tal vez has tomado una mala decisión y estás luchando con sus consecuencias o puedes estar sufriendo con algo que te disgusta, como un trabajo sin expectativas (o estar en el paro), la vida después del divorcio, dolor crónico, o un hijo adolescente con el que no te entiendes.
Sea lo que sea, al principio es normal sentirse trastornado, inmóvil o no tener claro qué hacer. Después de un tiempo, puede que tomes la iniciativa y hagas lo que puedas para cambiar las cosas a mejor, pero a menudo no puedes o no sabes qué hacer y a veces, por mucho que te empeñes, no puedes hacer nada en absoluto.
Sin embargo, siempre hay una cosa que puedes hacer, independientemente de cuál sea tu problema.
Siempre puedes encontrar alguien a quien amar.
Además de los beneficios para los receptores, como ha demostrado la Doctora Shelley Taylor de la Universidad de UCLA (EE.UU), con su teoría «El instinto que tiende» («tending-and-befriending»), los que aman pueden levantar su ánimo y bajar las hormonas que le causa el estrés. Además, al mismo tiempo, cuando te sientas impotente sobre lo que ocurre en el mundo, al menos en tu zona, aquí y ahora, puedes hacer un cambio real. El amor nunca es derrotado. Corazón tras corazón tras corazón.
¿CÓMO?
Por «amor» me refiero a una amplia gama de sentimientos, incluyendo compasión, apoyo, amistad, estímulo, aprecio y estima. Se puede expresar de manera sencilla y sutil, haciendo una llamada a un amigo, teniendo más paciencia con un compañero, diciéndole a un compañero de trabajo que nos gusta su propuesta o viendo el ser que hay detrás de los ojos de un extraño que pasa a nuestro lado por la calle.
Aún cuando el amor no puede expresarse hacia algo en concreto, sigue siendo real e importa. Por ejemplo, cuando, a cualquier nivel suceden cosas terribles para los demás – desde que los amigos de tu hija se vuelvan en contra suya, a que debido al sobrecalentamiento del planeta comiencen a morir algunas especies – es natural sentir un sentido de moral indignación en nombre de otros seres vivos. La preocupación que sentimos en los dos ejemplos es una clase de amor distinto, incluso aunque no haya a quien dárselo. También puedes notar el cansancio en la persona que está sentada frente a ti en el metro y sentir un poco de compasión y buena voluntad hacia ella. Quizá hasta te recuerde a un amigo que aprecias y te sonrías a ti mismo al recordar lo bobo que es.
Todo eso es amor.
Ha sido muy importante para mí personalmente reclamar mi libertad interior para amar. He tenido luchas frustrantes tratando de hacer que otros me amen o reciban mi amor. Pero nadie puede detenernos a la hora de encontrar y sentir el amor dentro de nosotros mismos.
El amor nos alimenta cuando fluye de nosotros. Tiene un efecto tranquilizador, que calma, centra y fortalece.
Vive más lento. Escucha más. Haz sitio para el corazón.
¿A quién más podrías amar?
Texto original del Psicólogo Rick Hanson, autor de nuetsro libro Cultiva la Felicidad
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