Quizás un día comprendas estas palabras: “Naciste para ser libre, no para ser esclavo de la frustración”.
No has encarnado en el plano humano para sobrevivir.
No estas aquí para hacer lo que otros te digan.
No estás aquí para hacer lo mismo que los demás.
No estás aquí para luchar o pelear contra nadie ni contra nada.
No estas aquí para pasar tus días como se te acostumbró desde soflamas llenas de exigencia e inconsciencia.
Has encarnado en el plano humano para ser lo que genuinamente eres y desarrollar plenamente todos los potenciales que atesoras.
Estás aquí para ejercer tu voluntad en total libertad.
Estás aquí porque siempre has sido libre y libremente designaste un estar aquí un tanto confuso.
Estás aquí para romper esa confusión desde la libertad de pensamiento propio, de propia opinión, no a base de repetir lo que los demás piensan y luego proclaman.
Estás aquí para ejercer tu libertad y ayudar a la de los demás.
Estás aquí para manifestar con libertad lo que quieras, aunque no guste escucharlo.
Y todo ello lo conseguirás cuando empieces a tomar consciencia, a adquirir discernimiento y a equilibrar, armonizar y purificar todos los componentes y cuerpos que te constituyen como ser humano.
Ser libre es algo que puedes disfrutar y gozar. Y cuando decides hacerlo, el único problema, si se le quiere considerar como tal, es encontrar que los demás no piensen como tú, no hagan como tú y, encima, se opongan a tu libertad.
Naciste desde la libertad para ejercerla. ¡Empieza, ya va siendo hora!