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Emilio Carrillo homenajea a Cayetano Arroyo

 

Ejemplo para florecer. El todo de mí.

 

Abul Beka bajó hasta el valle que regaba el Guadalevín, era el mes de las flores y muchos las recogían para llevarlas al altar de los sacrificios. Les dijo:

 

Hombres y mujeres: Está determinado que nunca aprenderéis. ¿Acaso pensáis alabar al Cielo tomando algo que Él puso con un fin sobre la Tierra?

 

¿Creéis de veras que, truncando la vida de estos seres, halagáis a Nuestro Hacedor? Estas criaturas no fueron puestas sobre la Tierra para tomarlas y abusar de ellas por ser inferiores, al igual que tampoco lo fueron los animales ni los pájaros.

 

Si realmente sabéis que necesitáis de ellos para alimentaros, tomad solo aquello que podáis comer, mas no os dejéis llevar por la avaricia porque ello desequilibra al mundo.

 

Y si queréis levantar un altar al Eterno, tomad por altar la misma Naturaleza y cuidadla; porque es verdad que más alegraréis a vuestro Padre dejando cada flor donde está, que cortándola, ¿acaso no comprendéis que os lleváis la muerte y dejáis la vida?

 

Miradlas cómo se visten de todos los colores y cómo vibran al sol. Mirad cómo alegran el valle. ¿Acaso no es ya éste un altar? Dejadlas pues y tomad su ejemplo para florecer.

 

Y que vosotros seáis las flores que decoran los templos porque es verdad que cuatro muros llenos de Amor superan al mayor palacio del mundo lleno de flores.

 

Dejemos pues ya las apariencias y no nos engañemos poniendo bellas fachadas en nuestros corazones.

 

No todo. El todo de mí

 

Y decía:

 

Un zapato contiene una parte de mi cuerpo, pero no Todo mi cuerpo.

 

Una vida contiene una parte de mi Todo, pero no todo el todo de mí.

 

Iluso sería yo si al sentir el pie, intentara al mismo tiempo sentir mi mano.

 

Autor: Cayetano Arroyo, Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)

 

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